Homilia | 16 Septiembre 2025
P. Paddy O'Reilly
San Cornelio, Papa, que murió en el exilio, y San Cipriano, obispo de Cartago, fueron ambos martirizados a mediados del siglo III

Reflexión sobre las lecturas de hoy – Santos Cornelio y Cipriano
San Cornelio, Papa, que murió en el exilio, y San Cipriano, obispo de Cartago, fueron ambos martirizados a mediados del siglo III, durante tiempos de gran persecución. Se nos presentan para la gente de su tiempo como testigos de la fe en Jesús.
Los autores de las Cartas Pastorales, en nombre de San Pablo, puede que no estuvieran viviendo persecución, pero realmente tenemos que preguntarnos qué estaba ocurriendo en las primeras comunidades domésticas. ¿Por qué tendría que detallar con tanta precisión la descripción del trabajo de un buen líder cristiano? Puede que no conozcamos las razones exactas, pero podemos aplicar ese principio a nosotros mismos hoy.
¿Cómo se vería hoy en día la descripción del trabajo de un buen líder cristiano? ¿Qué esperamos de nuestro Papa, de los obispos, párrocos, maestros, capellanes… para que sean verdaderos ejemplos de liderazgo cristiano?
Podríamos plantearlo de otra forma: ¿Qué te gustaría que dijera tu epitafio sobre ti?
El pasaje del Evangelio de hoy, del evangelista Lucas, con ecos del relato de Elías resucitando al hijo de la viuda, forma parte del retrato que hace Lucas de Jesús como el profeta por excelencia. Los gestos proféticos hablaban mucho más fuerte y con mayor profundidad que cualquier palabra. La aclamación del pueblo lo dice todo: “Un gran profeta ha surgido entre nosotros; Dios ha visitado a su pueblo”. (Traducción BJ)
¿Pueden decir las personas de nosotros, que servimos de tantas maneras maravillosas en nuestra Iglesia hoy: “Realmente es un buen hombre/sacerdote/hermano, me ayuda a ver a Dios presente en mi vida”?
No tenemos que ser mártires como Cornelio y Cipriano, pero ciertamente podemos esforzarnos por ser testigos proféticos de Jesús con nuestro modo de vivir.